El capitán que emergió del fango un siglo despuésArqueólogos belgas identifican a un militar neozelandés muerto en la I Guerra Mundial y localizan a su familia
Cuarenta centímetros bajo tierra, Flandes aloja una inmensa y desordenada necrópolis de 150.000 soldados fallecidos durante la Primera Guerra Mundial.El disperso camposanto es en realidad un conjunto de fosas comunes y tumbas improvisadas en medio del fragor de la batalla que se extiende por todo el frente de guerra. Cada cierto tiempo, una nueva construcción remueve el terreno y el subsuelo belga escupe huesos. Uno de sus últimos hallazgos ha causado sorpresa: un capitán neozelandés ha sido identificado con nombre y apellidos 101 años después de su muerte.
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Poner nombre y apellido a los huesos un siglo después rara vez sucede. De los 70 cuerpos que ha analizado Verdegem, solo ha identificado uno. En un primer momento solo sabían de él su unidad y rango. Pero sucedió algo inesperado. "Encontramos un medallón muy sucio, y cuando lo limpié aparecieron unas iniciales. Nunca olvidaré ese momento". También hallaron su silbato y unos prismáticos con las mismas iniciales. El arqueólogo leyó las letras H.J.I.W. y las cotejó con la lista de fallecidos de su regimiento: No hubo duda. Era Henry John Innes Walker, un capitán neozelandés integrado en las tropas inglesas. "Al principio no estábamos seguros de que fueran las iniciales de un soldado. Podían haber sido las de su esposa", explica Verdegem.
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