No creo que queden muchas cosas enterradas tan cerca de poblaciones...pero no te fies, que donde menos se espera, salta el lepórido. La verdad es que lo bonito del detector es estar en el campo, evadirte de los problemas y... si hay suerte , encontrar algo que, en mi caso, aunque no sea de "VALOR" si tiene el interés de buscar procedencia, uso, etc. Es decir, me gusta tanto saber de una pieza como encontrarla. Por ejemplo: cualquier detectero se acuerda de las latas de conserva que, a millares, contaminan el suelo con sus pitidos... pero es muy curioso poder identificar (a veces se leen perfectamente datos de la lata) de dónde provienen y a quién pertenecieron. Así, me sorprendión encontrar latas de sardinas españolas (por tanto seguramente de zona nacional) en posiciones republicanas y con la inscripción en francés. Curioso ¿no?