Nina Alexeyevna LobkovskayaNina Alexeyevna Lobkovskaya (en ruso: Нина Алексеевна Лобковская) (nacida en 1925) sirvió como francotiradora en el Ejército Rojo de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, alcanzando el empleo de teniente.
Lobkovskaya fue una de las 300 mujeres enviadas a Veshnyaki para entrenarse como francotiradora.
Desde febrero de 1945 hasta el final de la guerra, Lobkovskaya comandó una compañía de francotiradoras que participaron en la Batalla de Berlín.
“Nací en Siberia, mi madre era maestra y mi padre minero” dice Nina Lobkovskaya acerca de ella misma “Había 5 hijos en mi familia, yo era la mayor. En 1930 tuvimos que mudarnos a Tayikistán en Asia Central porque mi padre estaba enfermo y el doctor le recomendó un clima mas calido. Tayikistán era una republica Soviética. Termine la secundaria” Como muchas de sus compañeras Nina soñaba con un titulo universitario y planeaba ir a la escuela técnica, la guerra lo cambio todo. “Todas estábamos sorprenidas con las noticias de la guerra, los jóvenes eran muy patrióticos y se enlistaron para defender a su madre patria contra el invasor, para hacer retroceder al enemigo. Estábamos desesperados por entrar en acción”
Nina Lobkovskaya escribió en sus memorias: “Al principio solo teníamos noticias por radio y los periódicos y creíamos que el enemigo retrocedería en menos de un año pero los nazis avanzaron hasta las afueras de Moscú antes de ser detenidos. En el otoño de 1941 mi ciudad comenzó a recibir a los evacuados y luego a los heridos, pronto todos comenzaron a irse al frente, y normalmente eran personas que yo conocía, incluso mi familia cuando en 1942 mi padre (Alexei Lobkovsky) se fue al frente.”
Alexei Lobkovsky, operaba una ametralladora y murió en la ciudad de Voronezh.
“El odio hacia el enemigo que estaba causando tanto daño me choco y ayudo en mi resolución de unirme al ejercito, pero no fue tan fácil, ya que las mujeres no eran alentadas a pelear”
Nina de 17 años entro en un instituto medico para atender a los heridos. En Octubre del 42 su sueño se hace realidad y es enviada a estudiar en la reciente escuela femenina de francotiradores en la villa de Veshnyaki cerca de Moscú. El invierno de 1942 fue excepcionalmente severo. Todos los días el entrenamiento duraba de 10 a 12 horas en las cuales Nina y las demás estudiantes aprendían a arrastrarse sobre sus estómagos, atrincherarse efectivamente lo más rápido posible, construir camuflaje efectivo y atinarle a blancos móviles. Nueve meses después llego el día de ir al frente.
“El día con el que tanto soñábamos por fin había llegado, con nuestros rifles y sobre todos enrollados en nuestros hombros marchamos por Moscú a la estación de trenes de Riga cantando “Adiós a nuestra amada ciudad”. Nuestro grupo de 50 tiradoras fue asignado al 3er ejercito en el frente de Kalinin”
Se había decidido crear una compañía de tiradoras del grupo de Nina y despacharlo a donde fuere necesario. En una ceremonia especial se les asigno a las chicas un libro de tirador, para registrar cada soldado u oficial alemán abatido, y se les deseo mucho éxito en atinar a sus objetivos. Esto marco el comienzo de la biografía de Nina Lobkovskaya como francotiradora en el frente.
“Cuando llegamos al frente pasábamos los días en constante observación de las líneas enemigas, cuando volvíamos a dormir de noche en nuestra memoria quedaba una imagen del terreno con todos los detalles, cada hoja, cada pasto que sobresalía. Y cuando regresábamos a nuestros puestos al día siguiente notábamos el más leve de los cambios. Esta habilidad que habíamos obtenido en la escuela de tiradores probo ser muy útil”
Otras habilidades de la escuela de tiradores eran muy útiles también, sobre todo la habilidad para atinarle al objetivo. Un tirador no puede cometer errores. Cada chica era alentada a crear un record de victimas y esa oportunidad venia fácilmente. La compañía recibió el bautismo de fuego mientras cubría a una audaz patrulla de reconocimiento en la retaguardia enemiga. En el primer mes de Nina en el frente abatió 6 soldados enemigos y oficiales. Un periódico del frente escribió lo siguiente: “Nina Lobkovskaya tiene un ojo afilado y una mano firme. Su rifle nunca falla. Docenas de Nazis han conocido la muerte por obra de esta dama sin miedo”
Para mayo del 45 las victimas de Nina subieron a 89. Ese era su record personal con el enemigo que había hecho sufrir tanto a su madre patria. Un incidente quedo grabado en su memoria: “Sucedió en la región de Kalinin, mi compañera y yo fuimos asignadas a un lugar donde nuestros soldados eran abatidos diariamente y nadie podía decir de donde provenían los tiros, así que comenzamos con la observación, pasamos una semana examinando el área en detalle. Tomábamos posiciones antes del amanecer y nos íbamos cuando caía el sol. Un día inesperadamente mire por la mira y vi a un alemán con camuflaje blanco. Quede sorprendida de que estuviera tan cerca, calcule la distancia y apunte. Fue un tiro dudoso así que el tiro solo le atravesó la ropa. Entendió que el disparo venia de un francotirador, me amenazo con el puño y desapareció. Lo recuerdo muy bien, joven, bien parecido. No pude dormir esa noche tratando de recordar todos los detalles. Desde ese momento comenzó una cecearía, cada uno asechando al otro. Sentía su presencia y el sentía la mía, eso lo puedo decir con certeza. El duelo duro una semana. Un día me deje ver, el disparo de inmediato, le pego a mi rifle y me hirió levemente. Yo solo pensaba en una cosa: Devolver el fuego. Tome el rifle de mi compañera y comencé a acecharlo desde un ángulo diferente. Sabia que estaba condenado a revelarse de alguna manera y lo hizo, pronto vi la línea de su casco sobre unos arbustos. Apunte debajo de la línea y dispare. Luego se hizo evidente que no era un tirador sino un oficial practicando sus habilidades con nuestros soldados, pero nunca olvidare su puño agitándose en el aire.”
En 1944 en el Baltico Nina fue herida seriamente herida en la pierna y fue llevada al hospital de donde se escapo para reunirse a la lucha, primero en Polonia y luego en Alemania.
“Estoy orgullosa de haber pertenecido a esa generación que estaba lista para enfrentar la muerte por la libertad e independencia de su país. Nosotros, las chicas, estábamos muy contentas cuando nos dieron permiso para
La teniente de guardias Nina Lobkovskaya solo tenía 20 años el día de la victoria.