Estos siete días han sido los días más negros para los terroristas del Estado Islámico (EI) en Siria. En una semana Rusia realizó más de cien ataques aéreos contra varias instalaciones yihadistas en todo el país, causando pánico entre ellos. El operativo ruso antiterrorista ayudó a optimizar la lucha del Ejército sirio contra los grupos terroristas.
La Fuerza Aérea de Rusia ha lanzado su operativo contra los terroristas del Estado Islámico (EI) el 30 de septiembre, realizando 120 vuelos de combate que destruyeron 110 objetivos en poco más de una semana, según el Ministerio de Defensa ruso.
Entre los objetivos destruidos se encuentran:
71 vehículos blindados
30 vehículos de diferente clase
19 instalaciones de mando
2 centros de comunicación
23 depósitos con combustible y municiones
6 plantas de producción de artefactos explosivos improvisados, incluyendo coches bomba
Varias piezas de artillería
Varios campos de entrenamiento
Terroristas en pánico
El objetivo de esta fase de la operación es socavar la capacidad de los terroristas de presionar a las fuerzas del gobierno a través de constantes incursiones y ataques terroristas, y para dar al Ejército sirio un respiro para reagruparse y lanzar una ofensiva.
Los objetivos de los ataques aéreos rusos se extendieron a través de Siria, desde el bastión del EI en Raqqa en el noreste, hasta las inmediaciones de la antigua ciudad de Palmira en el oeste y a la parte occidental de las afueras de Damasco, en el sur.
Según los militares rusos, la campaña de bombardeos ha perjudicado la moral de los terroristas, empujando a la huida a miles de militantes del EI.
Sofisticados aviones
En el operativo estuvo involucrada una variada flota de aviones rusos. Los puntos fuertes de la misma son los bombarderos Su-24 y Su-25. Ambos aviones fueron diseñados hace décadas, aunque la Fuerza Aérea utilizó las últimas versiones actualizadas para la campaña en Siria.
También participaron aviones de combate de nueva generación como el Su-34, que entró en servicio en Rusia el año pasado. El teatro de combate en Siria ofrece a los ingenieros rusos la posibilidad de probar el avión, que puede alcanzar objetivos desde una altura de 5.000 pies, lejos del alcance de las armas antiaéreas.
La Fuerza Aérea está empleando en las misiones una serie de proyectiles. Uno de los proyectiles probados son las bombas guiadas KAB, que se utilizan en dos versiones: KAB-250 y KAB-500. Otra de las armas usadas es la bomba de explosivo de alta potencia OFAB-250, que se utiliza para destruir blancos no protegidos, como los campos de entrenamiento y los depósitos de armamento.
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