Convencion de La Haya, Articulo Nº 20: “Una vez firmados los tratados de paz, los prisioneros deben ser devueltos a su patria en el periodo de tiempo mas corto”. Sin embargo, no hubo un “tratado de paz” al final de la 2ª Guerra Mundial, y los 4.300.000 prisioneros de guerra alemanes fueron convertidos en mano de obra esclava al servicio de las potencias vencedoras.
La Cruz Roja informaria que unos 200.000 prisioneros, ya en manos francesas, estaban tan enfermos que no eran aptos para el trabajo y que con mucha probabilidad no sobrevivirían al invierno.
“Dónde está mi hijo? dónde murió mi padre?” Una inmensa cantidad de familias alemanas jamas encontraron respuesta para estas preguntas.
En 1945, el victorioso ejercito de los EE.UU. empezo a construir rápidamente una de serie de recintos para albergar prisoneros de guerra, levantados en medio de los campos y rodeados de alambre de espino. Uno de los mas importantes de esos campos fue el de Bad Kreuznach. Allí los prisioneros alemanes fueron reunidos por decenas de miles en un espacio abierto sin baños, tiendas o cualquier clase de refugio. Los soldados debían excavar con sus propias manos agujeros en el suelo para poder dormir. En Bad Kreuznach 560.000 hombres fueron confinados en un espacio insuficiente, sin agua ni una alimentación adecuada, menos de 700 calorías al día, provocando brotes de todo tipo de enfermedades infecciosas y contagiosas. Durante Abril y Mayo de 1945, miles de prisioneros bajo control de los EE.UU. murieron debido a la malnutrición, las enfermedades y la exposición a los elementos. Miles más, retenidos en los campos construidos a orillas del Rin tambien fallecieron a causa del hambre y la falta de atencion medica. Oficialmente, y si hacemos caso al número de tumbas, “sólo” cinco mil hombres murieron en Bad Kreuznach, pero algunas voces claman desde hace años por que se busquen las fosas comunes, y según algunos ex-prisioneros tiene que haber muchas, que todavía permanecen ocultas.
Se estima que para el 28 de Febrero de 1947, unos 4.160.000 soldados alemanes habian sido “pasados” por los norteamericanos de la categoria de “prisioneros de guerra” a la de “fuerzas enemigas desarmadas”, que daba la posibilidad de negar a estos hombres el trato exigido por la Convencion de Ginebra, que había sido firmado tanto por los EE.UU. como por Alemania, y ademas permitia que fueran envíados a trabajar, casi como esclavos, fuera de Alemania. A Francia se enviaron unos 750.000, a Inglaterra unos 400.000, y a Belgica 10.000, entre otros países. Se calcula que entre 700.000 y un millon de hombres murieron, solo en los campos de prisioneros americanos y franceses, durante el periodo de 1945 a 1948. Hay calculos incluso mas sobrecogedores, sin embargo, todos los intentos por descubrir la verdad sobre estos campos , asi como la excavación de fosas comunes documentadas, han sido diligentemente obstaculizadas por, entre otros, el propio gobierno aleman.
Las condiciones que tuvieron que soportar los prisioneros de guerra alemanes, muchos de ellos solo muchachos, en el Frente Oriental fueron más alla de lo imaginable, ya que, por ninguna de las partes, existió ningun protocolo aceptado sobre el tratamiento a los prisioneros, aunque cabe destacar que el principal responsable de esta situacion fue el propio gobierno sovietico por sus reiteradas negativas a firmar la Convención de Ginebra y no aceptar ninguna de las propuestas alemanas para crear, precisamente, esos protocolos. Aquellos prisioneros que lograron llegar con vida a los “gulags” de Siberia y otras zonas de la Union Sovietica fueron sometidos a una violenta “reeducación” al Comunismo basada en palizas, torturas y ejecuciones. La comida y el agua siempre fueron escasas, los medios de vida, primitivos. El resultado fue un increible e inaceptable porcentaje de fallecimientos. Por ejemplo, de los 90.000 alemanes que fueron hechos prisioneros en Stalingrado, sólo 5.000 regresarian a sus hogares. Evidentemente sólo puede entenderse que la mayoría fueron asesinados en masa despues de su captura.
Si bien puede resultar sencillo acusar al Ejército Rojo de ser el principal responsable de estos horrendos crimenes, el Plan Morgenthau y otras ideas genocidas sugeridas o apoyadas por Churchill y Roosevelt, y cuyos objetivos fueron silenciosamente incorporados a las politicas de posguerra aplicadas contra la derrotada Alemania, sugieren la idea de una política deliberada que buscaba de forma consciente la eliminación del mayor numero posible de alemanes, tanto militares como civiles.
La Convencion de La Haya sobre las reglas de la guerra terrestre, aprobadas en 1910, declaraban en su Articulo Nº 20: “Una vez firmados los tratados de paz, los prisioneros deben ser devueltos a su patria en el periodo de tiempo mas corto”. Sin embargo, como no hubo un “tratado de paz” al final de la 2ª Guerra Mundial y a causa de que muchos prisioneros alemanes fueron considerados “fuerzas enemigas desarmadas”, este artículo fue rápidamente olvidado.De hecho, en un boletin de “reeducación” distribuido por el ejercito de los EE.UU. en 1945, se aprobaba de forma tácita la entrega de prisioneros de guerra en manos de ingleses y norteamericanos a los soviéticos:
“Muchos prisioneros de guerra aun permanecen en la Unión Sovietica después del fin de la guerra, no de forma voluntaria, si no porque ese pais necesita a esos trabajadores(sic). Esto no solo es perfectamente legal, si no que ademas previene el peligroso regreso de esos prisioneros de guerra, que podrían convertirse en el nucleo de un nuevo movimiento nacional. Si nosotros mismos no quisiéramos mantener a los prisioneros alemanes, podríamos enviarselos a los soviéticos, sin ningún problema”.
Pero no fue sólo en la Unión Sovietica. En un momento dado, se supuso que 80.000 prisioneros de guerra iban a ser devueltos de su cautiverio en los EE.UU. y hasta 85.000 al mes llegaron a ser entregados en las zonas de ocupacion aliadas de Alemania, pero solo como parte del 1.300.000 prisioneros asignados a Francia para “trabajos de rehabilitacion”. Poco despues la Cruz Rojo informaria que unos 200.000 prisioneros, ya en manos francesas, estaban tan enfermos que no eran aptos para el trabajo y que con mucha probabilidad no sobrevivirian al invierno. Los EE.UU. decidieron detener los envios de prisioneros para Francia, hasta que los franceses no fueron capaces de mantenerlos minimamente.
El destino de cientos de miles de soldados alemanes que se rindieron a los aliados occidentales y, especialmente, a los sovieticos, nunca ha sido explicado y todo intento por descubrir la verdad sobre su suerte, prohibido y perseguido. Abordar este tema se considera tabú, y casi algo ilegal, en la actual Alemania