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Autor Tema: Arte, saqueo y guerra, litigios y dolores de cabeza  (Leído 19712 veces)

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Arte, saqueo y guerra, litigios y dolores de cabeza
« en: Julio 12, 2008, 14:01:33 pm »

Es muy oportuno comenzar con la historia de una violación. La “violación de Lucrecia” era una historia muy popular en la Roma antigua y contaba de forma detallada la caída de Tarquino, el ultimo rey de Roma.

Eran los tiempos en los que Tarquino “el Soberbio” reinaba tiránicamente sobre Roma, y los romanos se encontraban ansiosos por explorar una nueva forma de gobierno, la Republica. Un día, los soldados que se hallaban en las fronteras decidieron regresar sin avisar a sus hogares para sorprender a sus esposas, de las que sospechaban que les estaban siendo infieles. De todas ellas, solo Lucrecia, la esposa de Colatino, había permanecido fiel a su marido, después de la partida de este. Excitado al oír aquello, el hijo de Tarquino, Sexto, regreso a la ciudad y violo a Lucrecia. A continuación, Lucrecia le contó todo a su marido y a su padre, y después se suicido, pero no sin antes haberle pedido a ambos hombres que vengaran su honor mancillado. El incidente fue la chispa que inicio una revuelta liderada por Lucio Juno Bruto y por el propio Colatino, y que tuvo como resultado la expulsión de los Tarquinos de Roma y el fin de la monarquía.

Muchos siglos después, el maestro Peter Paul Rubens pintaría, entre 1609 y 1612, una hermosa obra basada en la historia, y que titulo “Tarquino y Lucrecia”. Considerado uno de los mejores trabajos de la primera época de Rubens, fue adquirido en 1765 por Federico “el Grande” para su colección y colgado en el palacio de Sanssouci. Finalmente desapareció en la Unión Soviética, después de haber sido robado en Alemania en 1945. Fue arrancado de su marco, doblado, enrollado y almacenado inadecuadamente durante años, siendo todo esto causa de graves daños a la obra. Finalmente, termino en la casa de un oficial comunista y mas tarde fue vendido por una miseria, según se sospecha a algún miembro de la mafia rusa.

En el año 2003, un ruso, llamado Vladimir Logvinenko, trato de vender el cuadro a una galería alemana. Informadas las autoridades rusas y alemanas, las primeras embargaron el cuadro, dando inicio a un proceso legal que acabo otorgando la propiedad a Logvinenko, quien posteriormente vendería el cuadro al gobierno ruso, el cual después de restaurarlo decidió exponerlo en el Museo Estatal Pushkin, en Moscú. Siguiendo la costumbre adquirida de su antecesor soviético, el gobierno de la actual Rusia se ha negado a devolver el cuadro a su único y legitimo dueño, Alemania.

Los dirigentes y lideres alemanes juzgados en Nüremberg, fueron expresamente acusados de “destrucción y saqueo de obras de arte”. Dicha acusación estaba basada en la supuesta violación del artículo 56 de la Convención de La Haya de 1907. Irónicamente, este artículo de la Convención de La Haya estaba inspirado en las controversias causadas por los saqueos realizados por los ejércitos franceses durante las Guerras Napoleónicas. Este articulo prohibía de forma tajante cualquier incautación unilateral de bienes artísticos y culturales, y ponía un limite explicito a la, anteriormente ilimitada, practica del saqueo. Lamentablemente, el mayor robo de arte de la historia, el saqueo cultural de Alemania, ha tenido una muy escasa, por no decir nula, atención por parte de los medios de comunicación y por la mayoría de los estudiosos reconocidos.

Si bien, nunca se dio una autorización oficial por parte del Consejo de Control Aliado para proceder a sacar de Alemania obras de arte y todo tipo de objetos de valor como parte del pago de las reparaciones de guerra, los soviéticos, ignorando abiertamente las leyes internacionales, siempre consideraron que la enorme cantidad de tesoros artísticos y obras de arte robadas en Alemania eran una especie de “compensación”.

Las leyes internacionales solo permiten el traslado de bienes culturales en tiempos de guerra para asegurar su protección contra los peligros inherentes a cualquier conflicto bélico. Y esta fue la excusa, falsa y lamentable, que dieron los soviéticos para disimular sus masivas operaciones de saqueo. Ya en fechas tan tempranas como 1942, los “amantes del arte” comunistas se encontraban trazando las líneas maestras de su gran, y consentido, robo. En 1945, según el Ejercito Rojo avanzaba hacia el interior de Alemania, unidades especiales, denominadas “brigadas de trofeos”, se dedicaban a visitar museos y colecciones privadas, para enviar las obras de arte, previamente seleccionadas, hacia Moscú. Entre 1945 y 1949, más de dos millones de obras de arte fueron sacadas de Alemania, la inmensa mayoría fueron enviadas hacia la Unión Soviética, donde muchas de ellas siguen ocultas en almacenes y depósitos gubernamentales.

En 1939, el departamento del gobierno alemán que administraba los bienes que habían pertenecido a los Hohenzollern en Prusia, tenía catalogadas 7.134 cuadros y pinturas. Hoy en día, más de 3.000 continúan en paradero desconocido. A lo que también habría que añadir porcelanas, instrumentos musicales antiguos, relojes, objetos de plata, muebles y decenas de miles de libros raros o antiguos. Dándose cuenta de lo que se les venia encima con el inicio de la campaña de bombardeos por parte de los Aliados occidentales, el personal de la mayoría de los museos y colecciones trato de salvaguardar las obras maestras a su cargo trasladando colecciones enteras a minas de sal, bodegas y fincas apartadas para evitar su destrucción.

Para el momento de la caída de Berlín, gran cantidad de tesoros de la antigua Prusia se encontraban escondidos en los alrededores de la ciudad. Las casi 3.000 pinturas desaparecidas, de las que se sabe con seguridad que no fueron destruidas por los bombardeos, cayeron en manos de los soviéticos. También se hicieron con gran cantidad de colecciones en Postdam, que cayo en Abril de 1945, ya que fue el lugar de destino de los fondos de gran cantidad de museos. En 1946, todas las obras de arte que se encontraban en Postdam y podían ser trasladadas a Moscú, fueron embaladas y enviadas.

El gobierno ruso, al igual que hicieron sus antecesores soviéticos, nunca ha mostrado ningún arrepentimiento por este robo, ni deseo de devolver lo robado, y lo hace a sabiendas de que cuenta con la aprobación tacita de las, así llamadas, naciones civilizadas. Cuando el Museo Pushkin de Moscú inauguro en abril de 2006 la exposición “Arqueología de Guerra”, la cual estaba compuesta por antigüedades que en su mayor parte habían sido robadas en Alemania, la Fundación del Patrimonio Cultural Prusiano, una organización alemana, solicito ser invitada a participar en la exposición y acceso a los tesoros artísticos alemanes, pero solo consiguió negativas. Aproximadamente unas trescientas cincuenta de las piezas expuestas, pertenecían a colecciones alojadas en Berlín y que fueron robadas por las “brigadas de trofeos” de las ruinas de las ciudad. El Museo Pushkin insiste, y de forma errónea y contraria al derecho internacional, en que los tesoros saqueados no deben ser devueltos a “los que comenzaron la guerra”.

El primer blanco de los saqueadores fueron los tesoros de los monarcas alemanes, empezando por Federico “el Grande”. Sus colecciones de pintura, sus colecciones de libros y partituras, e incluso sus retratos y los de su familia, fueron robados y llevados a la Unión Soviética. Todos estos objetos forman parte ineludible de la historia cultural de Alemania, y no de la de Rusia.

Los secuaces de Josef “Stalin” se encargaron de vaciar todos los museos, colecciones, archivos y depósitos que se encontraban en su zona de ocupación, y durante más de cinco décadas, sus sucesores mantuvieron ocultos la inmensa mayoría de estos objetos al resto del mundo. En 1955, el gobierno soviético decidió devolver algunas de las obras mas conocidas, entre ellas la “Madonna Sixtina” de Rafael, que había sido robada de la
“Gemäldegalerie Alte Meister” de Dresde, obviando el echo de que todavía decenas de miles obras de arte continuaban “prisioneras”. En 1990, en una seria de acuerdos firmados con el último gobierno de la Unión Soviética, se estipulo la devolución de gran parte de los bienes culturales robados durante y después de la guerra. Sin embargo, los gobiernos de la nueva Rusia no reconocieron dichos acuerdos, y decidieron, unilateralmente, que las obras de arte alemanas habían sido “legalmente transferidas”.

En 1945, el Ejercito Rojo robo el “Tesoro de Príamo”, que Heinrich Schliemann había encontrado en la supuesta ubicación de la ciudad de Troya, y que se hallaba oculto en un bunker en el zoo de Berlín, y no fue hasta 1993 que el gobierno ruso reconoció oficialmente que el tesoro se encontraba en su poder. En todas las ciudades y pueblos de la Alemania ocupada por los soviéticos se arrancaron las vidrieras de las iglesias, monumentos y figuras construidas en bronce fueron fundidas, y decenas de millares de documentos con varios siglos de antigüedad fueron destruidos o seriamente dañados.

Solamente en 1945 se recibieron en las estaciones de Moscú unos 45.000 vagones de carga con infinidad de objetos de arte y antigüedades. El “Tesoro de Príamo” o las biblias de Gutenberg, robadas en Leipzig, fueron trasladadas en aviones de carga. Las “brigadas de los trofeos” también robaron incunables, manuscritos raros, y colecciones de películas y grabaciones de folklore alemán. Los archivos de la Liga Hanseática, guardados con mimo desde la edad media en Lubeck, fueron desperdigados al azar por toda la Unión Soviética.

Miles de pinturas, dibujos y grabados procedentes de la Kunsthalle de Bremen fueron puestos a salvo en los sótanos del castillo Karnzow, solo para desaparecer bajo la ocupación soviética y reaparecer en los mercados de arte de Nueva York en los años 90.

El saqueo soviético fue tan masivo, y en la mayoría de los casos tan desorganizado, que obras de los maestros clásicos fueron usadas como manteles de mesa y las pinturas de desnudos arrancadas de sus marcos y utilizadas para decorar los camiones del Ejercito Rojo. Obras de Rembrandt o de Leonardo fueron trasladadas en simples trenes para el ganado a través de las inclementes condiciones de la estepa rusa. Otras obras maestras fueron también arrancadas de sus marcos, solo para que estos pudieran ser utilizados como combustible para el fuego por los soldados borrachos. Una gran cantidad de los tesoros que llegaron a la Unión Soviética quedaron almacenados en penosas condiciones, expuestos al frió y a la lluvia. Muebles antiguos fueron utilizados como leña, porcelanas chinas fueron destrozadas, antiguos objetos de vidrio o cristal, fueron fundidos o rotos.

En 1990, se descubrió que, literalmente, millones de libros antiguos alemanes, que trataban desde aeronáutica hasta las operaciones militares durante las Guerras Napoleónicas, estaban pudriéndose a causa de la humedad y los excrementos de paloma en un monasterio abandonado a las afueras de Moscú. Docenas de archivos sobre las mas variadas cuestiones, que habían sido meticulosamente organizados durante siglos en Alemania, fueron desperdigados y, casi con total seguridad, nunca volverán a identificarse y reunirse, eso, claro esta, si es que llegaron a sobrevivir a las terribles condiciones de almacenamiento.

La Rüstkamer, o armería, del castillo de Wartburg contenía una preciosa colección de más de ochocientas piezas de gran valor, que iban desde la armadura de Enrique II de Francia, a objetos pertenecientes a Federico “el Sabio”, a el Papa Julio II y a Bernhard von Weimar. Las fuerzas de ocupación soviéticas robaron la colección en 1946 y posteriormente “desaparecería” en la Unión Soviética. Veinte años después, el gobierno soviético decidió devolver cinco de las piezas de la colección.

Además del “Tesoro de Príamo”, el Ejercito Rojo, también se llevo una de las mas importantes colecciones de arte etrusco del mundo y una gran cantidad de jarrones, figuras de terracota, y otros objetos, cuyo origen se remontaba a la Grecia clásica. En 1992, después del derrumbe de la Unión Soviética, los gobiernos ruso y alemán firmaron un acuerdo de cooperación cultural. Pero, mientras el gobierno alemán si coopero plenamente, los rusos hizo caso omiso a la mayor parte de los puntos que componían el acuerdo alcanzado. En 1997, una alianza entre nacionalistas y comunistas consiguió que la Duma [parlamento ruso] aprobara una legislación que prohíbe de forma indefinida la devolución a Alemania de cualquier obra de arte u objeto valioso robado durante o después de la guerra.

La mayoría de los alemanes consideran que todo lo robado forma parte integrante del patrimonio de su país, incluidos alrededor de 5.800 libros robados de la biblioteca de Gotha. En 1580, la biblioteca ya era una referencia a nivel europeo por sus extraordinarios fondos que contenían libros sobre teología, historia, medicina general, cirugía, derecho, matemáticas, filosofía, minería, arquitectura, astronomía, historia militar, fiestas, festivales y folclore, numismática, mineralogía, biología y agricultura. La colección también incluía gran cantidad de mapas e ilustraciones antiguas. Es innecesario decir, que todos esos tesoros, que habían tenido la suerte de escapar a la campaña de bombardeos anglo-americana, fueron robados por los soviéticos.

El “Almanaque de Gotha” fue una vasta empresa que tenia como objetivo servir de “directorio” de toda la nobleza europea y que se publico por primera vez en el año 1763, en la corte ducal de Federico “el Sabio”. En el “almanaque” se encontraban registradas todas las casa nobiliarias de Europa, junto con sus distintas ramas, así como todas aquellas que eran ennoblecidas, año a año. Rápidamente se convirtió en una referencia para todas las monarquías europeas. El “almanaque” registraba todos los nacimientos, y hasta 1918, un aristócrata que deseara casarse y que su progenie conservara sus títulos y privilegios, debía casarse con una mujer cuyo rango en el “almanaque” fuera similar al suyo. Incluso hoy en día, el “almanaque” es una referencia histórica de gran importancia. Sin embargo, cuando los soviéticos ocuparon Gotha, en 1945, hicieron de la destrucción de todos los archivos del “almanaque” un espectáculo público.

Afortunadamente, existían suficientes copias de las distintas ediciones del “almanaque” en manos privadas como para hacer posible la recuperación del archivo. Ese mismo año, el “almanaque” dejo de publicarse. Hoy en día, los aristócratas europeos que tratan de recuperar los bienes robados por los regimenes comunistas, pueden consultar una nueva edición del “almanaque”, publicado en Londres, y que les esta resultando de gran ayuda a la hora de reclamar las propiedades de sus antepasados, aunque por desgracia el resultado final de sus demandas es bastante incierto.

El hermoso castillo de estilo barroco de Moritzburg fue construido entre 1542 y 1546, como pabellón de caza para el Duque Moritz de Sajonia y posteriormente seria remodelado por los arquitectos Matthäus Daniel Pöppelmann y Longeloune, por orden de Augusto “el Fuerte”, Elector de Sajonia y posteriormente, en dos ocasiones, rey de Polonia. Cuando, durante los días finales de la guerra los soviéticos se aproximaban a Moritzburg, algunos de los mas valiosos tesoros del castillo fueron ocultados para evitar su saqueo. Una parte de dichos tesoros permanecerían ocultos durante más de cincuenta años en los bosques que rodean el castillo, hasta que un cartero alemán con un detector de metales tuvo la suerte de encontrarlos. Los objetos fueron entregados a sus legítimos dueños, los herederos del ultimo rey de Sajonia, quienes mas tarde subastarían buena parte de lo recuperado, incluido un ataúd de plata y oro que mando fabricar Augusto “el Fuerte” en 1701. Estos tesoros eran solo una minúscula fracción de la colección perteneciente a la casa real de Sajonia, ya que la mayoría de los objetos enterrados fueron encontrados por los soviéticos y se encuentran oficialmente perdidos.
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Re: Arte, saqueo y guerra, litigios y dolores de cabeza
« Respuesta #1 en: Julio 12, 2008, 14:02:00 pm »

Con el dinero conseguido por la subasta, los descendientes de la casa real de Sajonia pretenden financiar el retorno de toda la familia a la nueva Sajonia, ya libre del yugo comunista.
También en Sajonia, se encontraba una de las mejores bibliotecas de Alemania, la Biblioteca Estatal de Sajonia, inaugurada en Dresde hace casi quinientos años. Al principio bajo los auspicios de la nobleza sajona, y posteriormente, bajo la dirección de un selecto grupo de administradores y académicos, la biblioteca fue completándose con una esplendida colección de titulo y ediciones. Al final de la 2ª Guerra Mundial, la Biblioteca Estatal de Sajonia contaba con 2.384 incunables. Hoy en día, más de la mitad de ellos se encuentran en Rusia, y se desconoce el estado de la mayoría.

En el año 2007, una colección de joyas de oro fabricadas en Europa durante los siglos V y VIII, fue mostrada al público en un museo de Moscú por primera vez desde que fueran robadas en 1945 de un museo de Berlín. En total 1.538 objetos y joyas de la época merovingia, que se encontraban almacenados en un bunker, fueron saqueados entre Mayo y Junio de 1945 por los soldados del Ejercito Rojo. La mayoría de los objetos pertenecieron a los reyes germánicos que gobernaron entre los años 482 y 714, una época de la que prácticamente no han quedado huellas.

Setecientos de estos objetos robados a Alemania serian los que saldrían de su lúgubre escondite para ser exhibidos en Moscú. El gobierno ruso denomina a todos los bienes saqueados como “obras de arte almacenadas en tiempos de guerra”. ¿Cuál fue la reacción del gobierno alemán el respecto de este exposición? Al mismo tiempo que los funcionarios rusos mostraban su mas enérgica y decidida negativa a cualquier devolución de botín saqueado, el ministro alemán de cultura asistía a la inauguración oficial de la exposición y se atrevía a decir que dicho evento “marcaba un punto de inflexión en las relaciones culturales germano-rusas”, y se comprometía a prestar otras doscientas piezas para complementar la exposición y a que el catalogo de dicha exposición fuera impreso en Alemania.

En el verano de 1999, unas 5.100 partituras, incluyendo una gran parte del archivo de la familia Bach, que había sido robado por una “brigada de trofeos” de la “Sing-Akademie” de Berlín, fueron encontradas en Kiev. Entre las partituras encontradas, se hallaba una cantata de Carl Philip Emmanuel Bach que no se había vuelto a escuchar desde su estreno en 1785. Pero, gran cantidad de libros y correspondencia también perteneciente a esta colección, siguen desaparecidos.

Pero no fue el Ejercito Rojo el único que se dedico a saquear Alemania. El rey sajón Heinrich I y sus sucesores se habían dedicado con empeño a decorar la iglesia de Quedlinburg. Entre los tesoros que allí depositaron se encontraban un peine de marfil con un intrincado diseño, dos manuscritos cubiertos con piedras preciosas, uno de los cuales había sido enteramente escrito con tinta al oro, y pequeños cristales y reliquias en oro incrustados en trozos de tela y madera que, se suponía, habían pertenecido al manto de la virgen Maria y la cruz de Jesús. Peregrinos de toda Alemania acudían para ver los tesoros y venerar las imágenes. Todos los tesoros fueron puesto a salvo durante la guerra en una cueva cercana a la ciudad.

Según la guerra llegaba a su fin, el ejercito de los EE.UU. llego y ocupo la, hasta ese momento, relativamente tranquila ciudad de Quedlinburg. Doce de los más preciados tesoros de Quedlinburg desaparecieron sin dejar rastro. Denunciada la situación ante las autoridades militares estadounidenses, estas no llegarían a hacer nada al respecto, ya que antes de que ni siquiera diera tiempo a iniciar una investigación, la ciudad fue entregada a los soviéticos. En 1983, ciertos rumores dieron lugar a que el departamento del gobierno alemán que se dedica a intentar recuperar los tesoros robados iniciara una investigación. Las pistas llevaron hasta Texas y hasta un hombre llamado Joe Tom Meador, que sirvió en el ejercito de los EE.UU. como observador de una unidad de artillería y fue uno de los muchos soldados que hizo del saqueo en Alemania una de sus principales ocupaciones. A pesar de que varias de las piezas todavía siguen en paradero desconocido, el gobierno alemán consiguió hacerse con las piezas en posesión de Meador…, después de pagar tres millones de dólares por ellas. Este tipo de “acuerdos”, se han repetido con frecuencia a través de los años.

En el castillo de Rimburg, en Renania, el mobiliario y gran cantidad de obras de arte fueron utilizadas como leña o arrojadas al foso. Cajas llenas con libros procedentes de la biblioteca de Aquisgran fueron destrozadas y su contenido fue pasto de los “cazadores de souvenirs”. Cuando las tropas aliadas llegaron a la ciudad de Bruehl, decidieron alojarse en el castillo de Augustusburg, que ya había sido bombardeado. Las tropas causarían más daños que las bombas. Mientras, la policía militar, parecía no tener la autoridad o las ganas para controlar a los soldados estadounidenses, que entraban y salían a placer de cualquier lugar, saqueando con toda la tranquilidad del mundo. Y esta era una situación que se repetía por toda Alemania.

Inmediatamente después de la guerra, y por todo el país, obras de arte de un valor inestimables y todo tipo de tesoros religiosos y seculares, fueron violentamente arrancados de los altares de las iglesias y catedrales, de los muros de los museos, e incluso de colecciones privadas. Aunque oficialmente, tanto los EE.UU. como Inglaterra, intentaron ser rigurosos a la hora de no “aprovechar” cualquier obra de arte como botín de guerra, la realidad era que grupos de soldados se dedicaban a “liberar” libros raros, manuscritos, objetos de oro y plata, objetos religiosos, esculturas y pinturas, así como a intimidar a los civiles alemanes para que les entregaran cualquier objeto de valor que aun les pudiera quedar.

El “Kapuzinerberg de Salzburgo”, un talla en madera del año 1565, era una las mas antiguas imágenes que se conservaban de la ciudad de Salzburgo. Durante la campaña de bombardeos fue ocultado en una mina de sal. En 1945, soldados estadounidenses, que debían encargarse precisamente de la guardia y custodia de obras de arte, aprovecharon la oportunidad que les brindaba su misión para robar objetos de valor, incluyendo el “Kapuzinerberg”. A día de hoy sigue en paradero desconocido.

De la misma manera por la cual pinturas de Alberto Durero pudieron terminar en Brooklyn y un manuscrito de Federico “el Grande” fue llevado a los EE.UU. por un soldado, millones de libros raros, obras de arte y todos tipo de antigüedades u objetos de valor fueron robados de Alemania. Además, a los ciudadanos alemanes se les obligo por ley al final de la guerra a entregar sus cámaras de fotos, espadas antiguas, cuchillos y armas, muchas de las cuales acabarían en los EE.UU., introducidos por algún soldado que, en casi todos los casos, por no decir en todos, mintió sobre su procedencia. Hoy en día en Internet, en los sitios de subastas, se pueden encontrar miles y miles de “souvenirs” que los soldados aliados robaron a los civiles alemanes, y que llegan a incluir juguetes de niños, biblias familiares y álbumes de fotos. En dichas subastas es posible encontrar textos como el que sigue:

“Se vende libro manuscrito alemán, muy raro y muy antiguo. Fechado entre 1522 y 1526. Se lo compre a una mujer cuyo marido lo trajo de después de la guerra. Según la mujer, su marido se hizo con el en un castillo alemán, en el cual estuvo alojado varios meses en 1945”

Los castillos que habían sobrevivido a los bombardeos, eran uno de los objetivos favoritos de los saqueadores.
También tenemos el caso de siete miniaturas del siglo XVI robadas en Alemania por soldados estadounidenses después de la guerra, y que fueron revendidas en los EE.UU., y que el gobierno alemán intento recuperar. El nuevo “propietario” se negó en redondo y además inicio una prolongada batalla legal con el gobierno alemán. El individuo en cuestión, que trabaja en un museo, se defiende alegando que compro las piezas “pensando que eran reproducciones”.

Durante el caos de los últimos días de la guerra la 66ª División de Infantería de Reserva y la 71ª División de Infantería de los EE.UU. ocuparon la bombardeada ciudad de Pirmasens. En algún momento de marzo de 1945 y mientras los habitantes de Pirmasens enterraban a sus muertos, cincuenta pinturas, pertenecientes al museo de la ciudad, y que se encontraban escondidas en un refugio antiaéreo, fueron robadas. En el año 2003, el F.B.I. logro recuperar tres de aquellas pinturas, pertenecientes al pintor alemán Heinrich Bürkel, las cuales fueron devueltas a su legítimo propietario, el museo de la ciudad de Pirmasens. Pero este es un caso muy raro.
El “Das Hildebrandslied” es el mas antiguo poema épico y heroico de la literatura alemana, y el único superviviente en su genero. Fue escrito en el primer cuarto del siglo IX. En 1945, el manuscrito fue robado por un oficial del ejército de los EE.UU. y vendido a un distribuidor de libros. Fue descubierto en California, y devuelto a Alemania en 1955, pero en unas condiciones lamentables, y la primera hoja, que había sido arrancada y manipulada para evitar su identificación, no aparecería hasta el año 1972, en la ciudad de Filadelfia. El manuscrito ya se encuentra de nuevo a salvo en su hogar, la Biblioteca Murhardsche de Kassel.

Las propiedades y hogares de los millones de alemanes expulsados de su propia tierra, también proporcionaron botín a los saqueadores durante años. Los libros alemanes, incluidos algunos raros manuscritos, que fueron prohibidos tanto por los soviéticos como por los aliados occidentales durante la “reeducacion”, acabaron, por lo general, quemados, o simplemente desaparecidos sin que nadie se molestara por ellos.
Tampoco se puede olvidar el desenfrenado robo de patentes, derechos de autor y toda clase de investigaciones y estudios educativos y cientificos, junto con la injustificada e ilegal confiscación de las propiedades alemanes en todo el mundo, realizada en todas las ocasiones bajo los pretextos mas pasajeros.

En algunas areas de Europa Oriental, donde tantas propiedades de alemanes y alemanes étnicos fueron robadas, se han llevado a cabo alguno intentos de compensar esas perdidas. En Rumania, el 90 % de las 128.000 reclamaciones que se han realizado para intentar recuperar bienes decomisados no han logrado resultados, pero, pese a todo, se están produciendo progresos, y, por ejemplo, el castillo de Bran, en Transilvania, ha sido devuelto a sus legítimos dueños. En Bulgaria, Simeón de Sajonia-Coburgo-Gotha, que fue expulsado de su país junto a su familia en 1946, después de que los comunistas se hicieran con el poder, pudo regresar a su hogar, llegando a ocupar el puesto de de primer ministro entre al año 2001 y el 2005. Las leyes búlgaras han sido modificadas para que el patrimonio de la familia real les pueda ser restituido. En 1991, Hungría se convirtió en el primer país del antiguo bloque soviético en aprobar leyes que autorizaban la compensación parcial para aquellos que hubieran sufrido expropiaciones durante el régimen comunista. En el año 2005 ya existían 817.811 solicitudes de compensación por propiedades arrebatadas por los comunistas. Mientras, en la Republica Checa, si la reclamación procede de alguien de ascendencia alemana es prácticamente imposible que consiga recuperar sus propiedades o una indemnización. Hoy en día, el único país del antiguo bloque comunista que no ha aprobado alguna ley de indemnización o de restitución es Polonia.

Otro saqueo muy lucrativo fue el científico. Al final de la guerra, expertos seleccionados por los Aliados penetraron en Alemania acompañando a los ejércitos invasores, con la misión de saquear la mayor cantidad de equipos, personal y conocimientos como fuera posible, y realmente se quedaron maravillados con la gran cantidad de avances técnicos que encontraron en los laboratorios e industrias alemanas. En mayo de 1945, mientras el Ejercito Rojo se hacia con los laboratorios de investigaciones atómicas que el gobierno alemán poseía cerca de Berlín, los ejércitos de los EE.UU. estaban llevándose los misiles V-2 de su base en Nordhausen, junto con su principal diseñador, Werner von Braun y todo su equipo de técnicos y cientificos, antes de proceder a entregarle la ciudad a los soviéticos. En agosto de 1945, el presidente Truman autorizo el inicio de la operación “Paperclip”, que consistía en el traslado a los EE.UU. de varios centenares de los mas renombrados cientificos alemanes. Los soviéticos también agarrarían un buen lote de ellos y se los llevarían para su país.

Por ultimo, en este momento, muchas personas cuyas familias vendieron voluntariamente sus obras de arte u objetos de valor y que cobraron por ellas, que hoy en día demandan el pago de compensaciones, alegando que sus familias fueron obligadas “bajo coacción” a vender por los alemanes. Pero en la mayoría de los casos solo se trata de un intento de llevar a cabo un lucrativo fraude, así como de un intento de quitarle a los museos alemanes y austriacos lo poco que les dejaron o que pudieron ocultar. Para empeorar las cosas, el gobierno alemán lleva pagadas gran cantidad de indemnizaciones por obras de arte que se sabe que fueron robadas por los soviéticos o destruidas por los bombardeos anglo-americanos.
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Re: Arte, saqueo y guerra, litigios y dolores de cabeza
« Respuesta #2 en: Agosto 01, 2008, 13:13:13 pm »

Impresionante documental sobre el robo de obras de arte emn la IIGM, por alemanes, americanos y rusos. Os lo recomiendo.

Vajado con el Ares

canal historia los ultimos dias de la 2ª guerra mundial el botin de guerra.avi
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Re: Arte, saqueo y guerra, litigios y dolores de cabeza
« Respuesta #3 en: Agosto 20, 2008, 21:34:20 pm »

La hija de un divisionario español devuelve un icono ruso traido por su padre de Rusia

Sigue indefinido el destino de un icono que España devolvió a Rusia
 20/ 08/ 2008   Agencia RIA-Novosti
 
Veliki Nóvgorod (norte de Rusia), El destino del icono "El Enternecimiento", que fue llevado a España durante la Segunda Guerra Mundial, no se ha definido todavía, dijo a RIA Novosti una fuente de la diócesis de Veliki Nóvgorod.

 "Actualmente, el icono se encuentra en el depósito de la catedral de Santa Sofía del Kremlin de Veliki Nóvgorod", dijo el interlocutor de la agencia.

"Según datos de que disponemos nosotros, el icono fue pintado en 1838 y no formó parte del iconostasio de la catedral de Santa Sofía. Es probable que haya pertenecido a un particular. Lo estamos averiguando actualmente", explicó.

 La española Rosa Ochoa  entregó el icono "El Enternecimiento" a la embajada de Rusia en España en junio de este año. Su padre, ex efectivo de la División Azul (ésta formó parte de la división de voluntarios 250 de la Wehrmacht), la que durante la guerra ocupó Veliki Nóvgorod, lo llevó consigo a España. Tras su fallecimiento, los Ochoa tomaron la decisión de devolver el icono a Rusia.

"El Enternecimiento" no es el primer artefacto religioso que regresó de España a Rusia durante los últimos años. En diciembre de 2004, Veliki Nóvgorod recuperó la cruz antigua que coronaba la cúpula de la catedral de Santa Sofía. La cruz fue sacada de Rusia por la División Azul y durante 60 años se guardaba en una academia militar, cerca de Madrid.
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Re: Arte, saqueo y guerra, litigios y dolores de cabeza
« Respuesta #4 en: Octubre 24, 2008, 14:28:19 pm »

Muy buen articulo del Mundo , sobre el expolio de arte en la IIGM

http://www.elmundo.es/suplementos/magazine/2008/473/1224498022.html
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Re: Arte, saqueo y guerra, litigios y dolores de cabeza
« Respuesta #5 en: Octubre 23, 2010, 12:35:53 pm »

Cuadros de Dalí, Picasso, Miró y Goya, expoliados por los nazis

Una entidad judía localiza por internet obras requisadas y desaparecidas

El misterio de las obras de arte requisadas por los nazis a los grandes coleccionistas judíos y nunca recuperadas cuenta ahora con una inestimable ayuda para su resolución. El Museo del Holocausto de Estados Unidos y la Conferencia sobre Reclamaciones materiales judías contra Alemania han abierto esta semana una base de datos en internet (http://www.errproject.org/jeudepaume/) que permite acceder a un registro de 20.000 obras de arte robadas en Francia, Bélgica y Holanda durante la Segunda Guerra Mundial.

Obras de Picasso, Goya, El Greco, Dalí, Miró y Torres-García forman parte de esa larga lista de objetos de arte (pinturas, esculturas, muebles, cerámicas...) expoliados a 260 colecciones y a 269 propietarios judíos entre 1940 y 1944. Quienes consultan esa web pueden acceder a las fichas originales en alemán que se hicieron en el Museo Jeu de Paume de París, adonde eran trasladadas por el Einsatzstab Reichsleiter Rosenberg (ERR), el servicio oficial de confiscación de bienes judíos y francmasones en la Europa ocupada. Estas fichas proceden de tres archivos distintos: el Ministerio de Asuntos Extranjeros de Francia, los archivos federales de Alemania y los archivos nacionales de Estados Unidos. Generalmente incluyen el título o la descripción de la obra, el autor, las dimensiones y la técnica y, si se conocen, otros detalles como la fecha de ejecución, la colección de origen y su posterior destino. Una de las novedades es que las fichas originales están digitalizadas e incluyen fotos en blanco y negro de las obras que facilitan su identificación. Algunas fueron devueltas a sus propietarios tras el triunfo de los aliados, otras fueron encontradas pero no así sus antiguos propietarios y un tercer grupo desaparecieron. Diversos testimonios hablan de episodios de quema de obras de arte nunca aclarados. Hasta ahora sólo existía una web en Austria que permitía acceder al registro de unas 2.000 obras incautadas en ese país por los nazis.

Hitler se había propuesto crear un gran museo en su ciudad natal, Linz (Austria), como gran escaparate del arte ario, y el arquitecto Albert Speer llegó a preparar los planos. Para ello se creó en 1940 la ERR, bajo la dirección de Alfred Rosenberg y con el apoyo directo de la Wehrmacht. Las obras confiscadas en Francia, Holanda, Bélgica y Luxemburgo eran trasladadas en camiones y trenes especiales hacia Alemania y Austria. También el mariscal Hermann Goering, un coleccionista compulso, intervino para quedarse algunas obras. Pero no todas emprendieron este viaje que ha dado pie a una película titulada precisamente El tren y protagonizada por Burt Lancaster. El propio Hitler desestimó lo que consideraba obras "inacabadas" o las más modernas, que calificó de "arte degenerado". En septiembre de 1940, el servicio del ERR ocupó el edificio del Museo Jeu de Paume, de París, para convertirlo en almacén de ese botín artístico. Se sabe que algunos marchantes holandeses, suizos y americanos intervinieron en confusas operaciones de intercambio de obras representativas del "arte germánico" (Cranach, Rembrandt...) por otras consideradas indignas (Picasso, Van Gogh,Matisse, Cézanne, Leger...).

En el Jeu de Paume emerge la controvertida figura de su conservadora, Rose Valland, que empezó a elaborar fichas sobre las obras confiscadas que pasaba a su vez a Jacques Jaujard, responsable de los museos franceses, para que este pudiera informar a la resistencia. Al finalizar la contienda, Valland intervino también en el proceso de recuperación de las obras trasladadas a Alemania. Se calcula que de las 100.000 obras robadas, unas 61.000 fueron devueltas a Francia y 45.000 se pudieron restituir a sus dueños. Más de dos mil obras importantes se quedaron sin destino, y acabaron confiadas a los museos nacionales a la espera de una eventual restitución.

Entre las muchas incógnitas del saqueo nazi está la destrucción de unas 600 telas que tuvo lugar en los jardines de las Tuilleries de París el 23 de julio de 1943. Rose Volland, una mujer discreta, nunca llegó a publicar sus memorias y se llevó a la tumba lo que pudo conocer de aquel episodio. Pero ahora a través de esta web se pueden apreciar obras de Picasso, Miró o Dalí, por citar sólo a los autores españoles, que nunca más han vuelto a aparecer y que quizás fueron pasadas a cuchillo y quemadas posteriormente en ese acto de "purificación" ordenado por el III Reich. En Berlín se calcula que fueron quemadas otras 5.000 obras requisadas de los propios museos alemanes.

Para Jules Berman, presidente de la Conferencia sobre Reclamaciones, "es responsabilidad de los museos, de los marchantes de arte y de las casas de subasta contrastar lo que tienen con estos registros para determinar si poseen obras de arte robadas a las víctimas del holocausto".

http://www.lavanguardia.es/cultura/noticias/20101023/54058266602/cuadros-de-dali-picasso-miro-y-goya-expoliados-por-los-nazis.html
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Re:Arte, saqueo y guerra, litigios y dolores de cabeza
« Respuesta #6 en: Abril 22, 2012, 11:42:54 am »

Monuments Men

Historia de los soldados que se encargan de preservar las obras de arte de los daños y expolios de la guerra


...En 2003, el Museo Nacional de Irak fue saqueado en Bagdad tras la invasión de Estados Unidos.

Un estadounidense llamado Robert M. Edsel se indignó con aquel expolio que demostraba que nada se había aprendido del apreciable empeño de la Segunda Guerra Mundial para salvar el patrimonio cultural.

Edsel no era uno más entre los millones de indignados por la desaparición de piezas milenarias. Era rico, era sensible y conocía una singular historia: la de los Monuments Men, los soldados aliados que recorrieron Europa para tratar de salvar el arte del saqueo y la destrucción. “Me decepcionó cómo mi país afrontó el periodo de pillaje en el museo de Bagdad. Como nación, fallamos al no crear un plan apropiado para proteger la rica cultura de Irak, dejó en mucha gente la sensación de que a EE UU no le importa el patrimonio. Y me enfadé aún más porque conocía el legado de los Monuments Men”, cuenta en una entrevista por correo electrónico. Exitoso empresario del petróleo, Edsel había cambiado de vida en 1996, cuando se instaló con su familia en Florencia. “Allí me pregunté cómo habrían sobrevivido las obras de arte a la devastación de la guerra y quiénes las habrían salvado”.

Tardó años en descubrirlo. Excavó archivos a ambos lados del Atlántico y acabó conociendo a 17 oficiales que habían pertenecido a esta singular unidad, que integró a 350 personas que “ni empuñaba ametralladoras ni pilotaba tanques”. Ellos eran el contrapeso de las brigadas alemanas especializadas en el saqueo, como el grupo con el que Alfred Rosenberg vació París. Él mismo rindió cuentas por escrito a Hitler: “Mi equipo de Tareas Especiales inició su labor confiscadora en octubre de 1940 en cumplimiento de sus órdenes, mi Führer. Con la ayuda del Servicio de Seguridad y la Policía Secreta del Ejército han podido identificarse de forma sistemática todos los escondites y lugares de almacenamiento con posesiones artísticas pertenecientes a emigrantes judíos fugitivos”. Un tren especial, con 25 coches, transportó hacia Alemania más de 4.000 objetos de las colecciones Rothschild, Selgimann y Wildenstein, entre otras.

Aunque la misión inicial de los Monuments Men en 1943 era la de mitigar daños provocados durante los combates, conforme avanzó la guerra empezaron a rastrear las obras expoliadas, escondidas a menudo en minas. Su trabajo se prolongó hasta 1951. Edsel asegura que devolvieron más de cinco millones de objetos robados, que incluían libros, dibujos, tallas, piezas religiosas, esculturas y pinturas como El astrónomo, de Vermeer, por el que suspiraba Hitler; La ronda nocturna, de Rembrandt, localizado en una caverna excavada en el siglo XVII por los tercios holandeses durante otra guerra; la sutil Dama del armiño, de Da Vinci, robada por el alemán que ejerció de gobernador general de Polonia, Hans Frank; o la Madonna de Miguel Ángel, robada de la catedral de Brujas por los alemanes, que la sacaron envuelta en colchones en un camión de la Cruz Roja de madrugada pocos días antes de la entrada de los aliados.

Al ver lo ocurrido en Bagdad, Edsel pensó que difundir la historia de los Monuments Men —mujeres y hombres de 13 nacionalidades distintas— reforzaría el respeto hacia el patrimonio cultural. Hizo dos cosas: creó en 2007 la Fundación Monuments Man para preservar el arte y publicó el libro fotográfico Rescuing Da Vinci. Ahora ha puesto texto a la odisea en el libro The Monuments Men (Destino), cuya historia ha fascinado a George Clooney, que dirigirá una película sobre la labor de los salvadores de monumentos.

Uno de ellos fue Harry Ettlinger, alistado a los 18 años en el ejército estadounidense. Su familia pertenecía a una adinerada saga judía establecida en la ciudad alemana de Karlsruhe desde 1725. Harry nació en 1926 y se topó de bruces con el antisemitismo con siete años, cuando le prohibieron entrar en una asociación deportiva local. El 24 de septiembre de 1938 celebró su ceremonia del Bar Mitzvá en la sinagoga de Kronenstrasse. Al día siguiente la familia huyó en tren a Suiza, antes de recomenzar su vida en Nueva York.

Un mes después, en la noche de los cristales rotos, fue quemada la sinagoga y todos los judíos, incluido el abuelo de Harry, fueron internados en el campo de Dachau. Harry es uno de los oficiales que sujeta el Autorretrato de Rembrandt, escondido en una mina de Heilbronn junto a miles de piezas. Era la primera vez que admiraba la obra, pero estaba harto de oír hablar de ella: pertenecía al museo de Karlsruhe, ubicado a pocas calles de su casa, al que nunca había podido entrar.


http://cultura.elpais.com/cultura/2012/04/21/actualidad/1335027270_301791.html
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Re:Arte, saqueo y guerra, litigios y dolores de cabeza
« Respuesta #7 en: Noviembre 01, 2012, 18:09:50 pm »

Exponen esculturas incautadas por los nazis y encontradas por casualidad en Berlín en 2010



Reaparecieron por una casualidad casi mágica, dañadas por el tiempo, corroídas y mutiladas. Son 16 esculturas de los artistas alemanes más brillantes de su generación y permanecieron enterradas durante 66 años. Los movimientos de tierra de unas obras de ampliación del metro de Berlín lograron que asomaran de nuevo a la luz en 2010. Ahora, restauradas en la medida de lo posible, se exhiben en Munich

Se trata de piezas que desde 1937 habían sido retiradas de la vista del público tras la promulgación, en julio de 1937, del decreto de Adolf Hitler que pretendía reprimir hasta la desaparición el Entartete Kunst (arte degenarado), toda aquella forma expresiva moderna que no transmitiese el carácter heroico, puro, obediente y superior que los paranoicos nazis entendían como propio de la raza alemana.

A partir de la disposición ejecutiva del jerarca nazi, desarrollada por la Gesetz über die Einziehung von Erzeugnissen entarteter Kunst (Ley sobre la confiscación de las obras de arte degenerado), de mayo de 1938, el estado podía decidir discrecionalmente qué tipo de piezas artísticas tenían el derecho a ser exhibidas y cuáles podían ser incautadas.

Censurando a los mejores de su tiempo

Bajo la ideológica definición de arte degenerado los nazis situaban a, entre otros, Marc Chagall, Max Beckmann, Otto Dix, George Grosz, Wassily Kandinsky, Paul Klee, Edvard Munch, a cualquier creador cercano a las vanguardias del primer tercio del siglo XX (dadaísmo, cubismo, expresionismo, impresionismo, surrealismo...) y a la música jazz o atonal. Es decir, estaban censurando a los grandes renovadores del lenguaje artístico moderno.

Las leyes permitieron la inacutación de 19.500 obras, que fueron confiscadas de museos públicos estatales, regionales y locales y llevadas a destinos secretos. En algunos casos, los prebostes del nacionalsocialismo hacían negocios personales con el arte robado bajo el imperio de la ley, vendiendo a muy buen precio en el extranjero las piezas. En otros, las destruían para dar ejemplo. Se tiene constancia, por ejemplo, de la quema de al menos doce lienzos de Beckmann, Ernst Ludwig Kirchner y Franz Marc.

Llevadas a un almacén de Goebbels

Las 16 bellísimas esculturas de terracota, metal y mármol encontradas en 2010 se salvaron por una cadena de casualidades. En principio formaban parte de la exposición sobre arte degenerado que los nazis organizaron en Munich en 1937 para contraponerla a la Große Deutsche Kunstausstellung (Gran exposición de arte alemán) donde se podían ver a los artistas cercanos al nazismo. Cuando la muestra fue clausurada, las esculturas fueron trasladadas a un almacén que tenía en Berlín el Ministerio de Propaganda de Joseph Goebbels.

El edificio, en el número 50 de la calle Königstrasse, resultó totalmente destruido en 1944 por los incesantes bombardeos aliados sobre la capital alemana durante la fase final de la II Guerra Mundial. De la construcción sólo quedó la estructura y las esculturas quedaron enterradas bajo los escombros. Así permanecieron hasta 2010, durante 66 años.

Un objeto de metal que parecía una escultura
El hallazgo ocurrió en enero de 2010 a partir del movimiento de tierras de las obras para ampliar una de las líneas del metro de la capital alemana. Mientras removían los lugares donde habían estado los sótanos del edificio, los obreros encontraron un objeto de metal que parecía una escultura. Las obras fueron paralizadas cautelarmente en tanto la pieza era analizada en un museo. Resultó ser un busto en bronce de la actriz Anni Mewes, una de las más famosas de su tiempo, realizado por el escultor Edwin Scharff.

Tras el trabajo de meses de un grupo de arqueólogos, en el lugar fueron encontradas otras esculturas de bronce y terracota. Cuando una de éstas fue identificada como la obra Die Schwangere (La madre expectante), de Emy Roeder, uno de los artistas represaliados como degenerados por los nazis, la conexión definitiva quedó clara y los expertos lograron catalogar el resto de las 16 esculturas como parte de las incautaciones de finales de los años treinta.

Los restauradores han realizado un gran trabajo y algunas de las esculturas han dejado asomar parte del equilibrio estético original, pero es decepcionante comparar el estado con las fotos originales de las obras, que también son exhibidas junto con otras tomadas tras la aparición entre los escombros.

http://www.20minutos.es/noticia/1634844/0/exposicion-esculturas/incautadas-nazis/encontradas-berlin-2010/


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Re:Arte, saqueo y guerra, litigios y dolores de cabeza
« Respuesta #8 en: Marzo 04, 2013, 11:26:55 am »

Los barcos de Caligula

Aunque solo reino 4 años, paso a la historia por sus escesos
Asesinado por su propia Guardia Pretoriana, paso a ser un personaje Nefasto, port lo que se borro todo lo que lo pudiera recordar.
Dos grandes barcos de lujo, que podria usar para sus fiestas fueron hundidos en un lago a 25 km de Roma y se perdieron en la historia. Aunque algo se rumoreaba, lo que llevo en varias ocasiones a buscarlos
Se localizaron a mediados del siglo XIX, y fue necesario secar el lago

 

Lujo y grandiosidad, palacios flotantes
Musolini, los termino de recuperar



Pero al final de la guerra , los alemanes los quemaron

http://www.20minutos.es/noticia/1742712/0/barcos/caligula/tesoros/

http://anthrocivitas.net/forum/showthread.php?t=3722
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Re:Arte, saqueo y guerra, litigios y dolores de cabeza
« Respuesta #9 en: Noviembre 04, 2013, 11:12:48 am »

Hallados más de 1.500 cuadros robados por los nazis valorados en 1.000 millones de euros

La Policía alemana ha recuperado de un apartamento de Múnich más de 1.500 cuadros de artistas tan reconocidos como Picasso y Chagall que los nazis confiscaron durante la II Guerra Mundial y que podrían tener un valor en el mercado superior a los 1.000 millones de euros.

Las imágenes habían sido confiscadas por los nazis al considerar que estos cuadros eran un ejemplo de "arte degenerado" y llegaron a manos del galerista Hildebrand Gurlitt durante las décadas de los años 30 y 40. Los cuadros pasaron a su hijo Cornelius, quien fue interceptado por las autoridades en septiembre de 2010 cuando viajaba en tren desde Suiza a Múnich con exceso de efectivo.

La investigación para descubrir el paradero de las obras comenzó en primavera de 2011 y llevó a las autoridades a un apartamento de Múnich donde se encontraban los cuadros, firmados por maestros del arte moderno.

http://www.20minutos.es/noticia/1966012/0/hallados-1500-cuadros/robados-nazis/valor-munich/
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Re:Arte, saqueo y guerra, litigios y dolores de cabeza
« Respuesta #10 en: Noviembre 04, 2013, 11:32:02 am »

A ver si encuentran el Vita y se acaba la crisis  :}

http://www.generalisimofranco.com/GC/HUIDA/002.htm

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Re:Tesoro escondido
« Respuesta #11 en: Noviembre 06, 2013, 19:44:16 pm »

interesante noticia.  Desde luego antes que una subasta de deberia determinarse a quien   pertenecía  y en su caso  devolvérselo.  Por  lo menos  parece que no terminaron destruidos
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Re:Arte, saqueo y guerra, litigios y dolores de cabeza
« Respuesta #12 en: Abril 30, 2014, 09:39:54 am »

Austria aún lidia con el pasado nazi

El Museo de Ciencias Naturales de Salzburgo devuelve piezas robadas

El cajón de madera se abre y aparecen decenas de pájaros muertos, disecados y ordenados en hileras. Forman parte de la colección de objetos robados por los nazis a judíos y otras víctimas, que el museo de ciencias naturales de Salzburgo se ha propuesto devolver a sus dueños originales. Aspiran también a arrojar luz sobre el oscuro pasado de este museo, dirigido hasta los años setenta por un ex alto mando de las SS que se esforzó por legitimar científicamente al Tercer Reich.

Mas
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/04/29/actualidad/1398790336_297277.html
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Re:Arte, saqueo y guerra, litigios y dolores de cabeza
« Respuesta #13 en: Diciembre 31, 2014, 18:13:15 pm »

« última modificación: Enero 01, 2015, 00:02:26 am por Astil »
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Re:Arte, saqueo y guerra, litigios y dolores de cabeza
« Respuesta #14 en: Mayo 20, 2015, 20:19:26 pm »

Berlín recrea y censa las obras de arte destruidas por los aliados en el final de la II Guerra Mundial

El escritor alemán W.G. Sebald dedicó un ensayo de incisiva lucidez al "asombroso alcance de la devastación" que sufrió Alemania, su territorio y habitantes durante las ofensivas finales de los aliados en la II Guerra Mundial. El prematuramente fallecido autor —murió a los 57 años, en 2001, en un accidente de tráfico—, una de las voces más humanas de la literatura de las últimas décadas, se pregunta también en la obra, titulada con elocuencia Sobre la historia natural de la destrucción, las razones del "ominoso silencio" de su país y sus compatriotas en torno al castigo bélico y desea saber porque ocupa tan "escaso espacio en la memoria cultural de Alemania". En el año en que se cumplen siete décadas del final de la guerra —la Alemania nazi se rindió incondicionalmente en mayo de 1945, pocos días después del triunfo del Ejército Rojo en la batalla de Berlín—, el Bode-Museum, uno de los centros que forma parte del consorcio de pinacotecas públicas de la capital, asoma la cabeza y, con timidez pero siguiendo los consejos de Sebald, se atreve a hablar del arte alemán destruido a consecuencia del conflicto en una exposición de muy germánico, por longitud y precisión, título: Das verschwundene Museum Die Berliner Skulpturen- und Gemäldesammlungen 70 Jahre nach Kriegsende (El museo perdido: las colecciones de escultura y pintura de Berlín setenta años después de la II Guerra Mundial).

Mas

 http://www.20minutos.es/noticia/2464256/0/berlin/arte-destruido/aliados-ii-guerra-mundial/#xtor=AD-15&xts=467263
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