Medios caseros
Por ejemplo, nada mejor que olvidar una lámina en la bandeja trasera del coche durante varios meses. Que le dé el sol durante todo el día y al final parecerá que cuenta con varios siglos de antigüedad. O bañar las insignias de cualquier marca de refrescos en un cubo con ácido, luego echarle tierra por encima y dejar secar durante unos minutos. Resultado: una medalla de la época griega, o romana, o púnica, o lo que se le ocurra al vendedor de turno.
Otras prácticas parecen un poco más expeditivas, pero persiguen los mismos fines. Otro ejemplo: disparar una considerable cantidad de perdigones a una escultura de madera. El resultado es muy similar a los efectos de la carcoma, tal y como reconocen los propios expertos.
Los especialistas del Seprona afirman que los mercadillos suelen ser los escenarios más habituales de estos fraudes, por eso los agentes de este grupo de la Guardia Civil realizan continuas actuaciones en los rastrillos que se reparten por la provincia. «Casi siempre se trata de engaños muy burdos, aunque en algunas ocasiones hemos encontrado verdaderas antigüedades cuya procedencia no estaba clara», explican los representantes del Instituto Armado.
Las piezas de orfebrería, las pequeñas esculturas religiosas, las joyas y las láminas son las obras más habituales en los mercadillos. La mayoría de los compradores son clientes particulares, aunque también abundan los especialistas en busca de una verdadera ganga.
En los mercadillos, como en determinados establecimientos especializados, también se pueden encontrar piezas robadas. Los agentes del Seprona pasean muy a menudo por estos comercios. Avisan a los expoliadores y vendedores ilegales. Y todos saben el refranero.
1. Localización
Piezas ya descubiertas: La mayoría de los expolios se realizan en yacimientos arqueológicos o enclaves artísticos -pequeñas iglesias o ermitas- que carecen de las medidas de seguridad y vigilancia adecuadas.
Bienes no localizados: Algunas redes de saqueadores cuentan con una extensa nómina de informadores en muchos municipios, que les notifican la aparición de restos, antes incluso que a las autoridades competentes, en estos casos los ayuntamientos y la Junta.
Los más demandados: Los artículos que pertenecen a ajuares funerarios de la antigüedad, las vasijas de las épocas griega y romana, los mosaicos, las piezas de orfebrería y las policromías de los siglos XVI y XVII son las piezas más demandadas por los clientes de los expoliadores.
La 'zona caliente' de Málaga: Los municipios del interior de la provincia son los que sufren más robos en su patrimonio histórico. Los continuos saqueos en las ruinas de Acinipo (Ronda) son el caso más destacado.
2. Catalogación
Análisis: En la mayoría de las ocasiones, las redes de expoliadores cuentan con sus propios especialistas que determinan el valor de las piezas que pretenden sustraer.
Expertos: En otros casos, los ladrones apuestan por objetivos ya consolidados en el patrimonio histórico, como zonas arqueológicas cuyo valor ya se ha determinado por los especialistas de los ayuntamientos y de la Junta de Andalucía.
Al tun-tún: Muchas veces, sin embargo, los ladrones se llevan objetos sin valor económico.
3. Robo, ocultamiento y venta
Aficionados: La mayoría de los expolios se realizan por ladrones no profesionales que, sabedores de la demanda de estas piezas en el mercado negro, sustraen las obras o los restos arqueológicos.
Redes organizadas: En casos muy concretos se realizan robos de obras determinadas que suelen cometerse por parte de redes organizadas, algunas de ellas procedentes del extranjero.
Demanda exterior: Buena parte de los 'expolios selectos' obedecen a encargos realizados por compradores de origen extranjero, en particular de Europa Central, los Países Bajos y Reino Unido.
En Internet: La Red se ha convertido en el foro predilecto para expoliadores y posibles compradores. Algunas páginas ofrecen piezas de arte con supuestos certificados de autenticidad sin determinar la procedencia de los artículos.
Mercadillos: Los objetos de menor valor económico suelen tener salida en los mercadillos y en determinados comercios. Los agentes de la Guardia Civil suelen peinar estas zonas.
4. Investigación
El Seprona: El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil se encarga de velar por la conservación del patrimonio histórico. Este grupo puede actuar tras una denuncia o por iniciativa propia, al tener noticia de algún robo, sin olvidar sus actuaciones periódicas de vigilancia.
La Junta: Los especialistas de la Delegación Provincial de Cultura también realizan el seguimiento del estado de conservación de las zonas declaradas de interés histórico-artístico en la provincia.
Fuente: ANTONIO JAVIER LÓPEZ. Diario Sur, 10 de julio de 2005
Enlace:
http://www.diariosur.es/pg050710/prensa/noticias/Cultura/200507/10/SUR-CUL-179.html