Qué gran hilo. Interesantísimas todas vuestras aportaciones. Ahora me toca a mí. Tengo recuerdos de horas y horas de charla con mi abuelo, por lo que voy a explayarme.
Muchas veces lo he comentado con mi novia y mis amigos: una de las cosas por la que estoy más orgulloso a lo largo de mi vida son las horas y horas de charlas que tuve con mis abuelos sobre su pasado, sus experiencias, la historia de la familia. Esto sucedió siempre con mis abuelos maternos. Los paternos eran más callados, y también tenían menos que contar, aunque por supuesto siempre escuché atento todo cuanto dijeron.
Decía que me siento orgulloso, y ahora que ya no están conmigo, sólo lamento el no haber pasado aún más tiempo con ellos, aún cuando fue mucho. Me fascinaba desde pequeño y ya más mayor escuchar a mi abuelo Mariano contar historias de la guerra, de la posguerra, de cómo era la España de su juventud. Por fortuna para mí, mis abuelos siempre hablaron mucho de ello; mi abuelo fue profesor de historia y fue siempre un apasionado de la historia de la Guerra Civil española y la IIGM, de modo que os podéis imaginar.
Él, por razón de edad, no combatió, tenía 12 o 13 años cuando estalló la guerra. Por aquel entonces vivían en Madrid, justo enfrente del Teatro Real, en la plaza de Isabel II. Siempre recordaba, en aquellos primeros momentos tras el levantamiento del ejército de África, cómo el caos se apoderó de Madrid, cómo veía desde el balcón de su casa pasar coches y camionetas con milicianos enfervorecidos gritando, puño en alto, "'¡UHP, UHP!".
Me contaba la reacción de su abuelo, mi tatarabuelo Mariano, al comentarle su hijo, tras escuchar la radio, que Franco se había sublevado: "me parece muy bien, ya era hora". Mi tatarabuelo Mariano fue cedista y monárquico, secretario y al tiempo abogado del por entonces Ministrio de Agricultura, señor Giménez Fernández.
Conocida la filiación política de su abuelo, llegaron a estar en serio peligro, y no tuvieron más remedio que abandonar Madrid. Abandono posible gracias al salvoconducto que el vecino de abajo y gran amigo de la familia, señor Enrique de Francisco, socialista y diputado a Cortes (socialistas y cediastas ¿de veras no pudieron entenderse?) les hizo, lo que les permitió llegar a Murcia sin muchos problemas.
Aquí pongo una foto a la que le tengo un gran cariño: mi abuelo...con su abuelo, en los años 20.
Y por aquí mi abuelo Mariano, en plena posguerra, primera mitad de los 40, vistiendo uniforme con la Milicia Universitaria, que hizo en el Campamento de Montejaque (Málaga). Según él, algunos de los mejores momentos de su vida.
Sobre mi abuela Carmen, pues aunque nació en Murcia, también vivía en Madrid cuando estalló la guerra, en la calle Lope de Vega. Al poco pudieron irse a Murcia y pasaron la guerra en Villa California, una finca que tenían a las afueras de Murcia. Mi bisabuelo Santiago corrió serio peligro, y fueron a buscarle una vez para darle el paseo. También era monárquico, de Renovación Española, el partido de Calvo Sotelo, y fundó una de las primeras Agencias de Transportes de España, EL SOL. Los milicianos le expropiaron más de la mitad de la flota de camiones que tenía, unos 30 aproximadamente, y por supuesto, nunca más se supo.
Cuando fueron a buscarle para fusilarlo, otras gentes de la zona, mucho más humildes, algunos de los cuales trabajaban para mi bisabuelo y le conocían, fueron los que echaron la cara por él y le salvaron, aludiendo que "don Santiago no era ningún clasista", lo cual era cierto. Mi bisabuelo era una persona de orden, monárquico, pero jamás tuvo el carácter oligárca y clasista de mucha gente de la época. Todo en su contexto, naturalmente. Trataba bien a sus trabajadores y dos días a la semana se hacía una gran comida donde participaba toda mi familia y la gente del servicio y del campo sin ningún tipo de distingos. Él creía, como Calvo Sotelo, en el "sentido social de la propiedad" y en el humanismo cristiano. La gente que más solía delatar al "señorito" por entonces, fue la que le salvó de morir fusilado.